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AJO - Plantas Medicinales Chilenas

(Mapudungún: achur)


DESCRIPCIÓN:

Las Aliáceas son una familia cosmopolita que abarca unos 250 géneros con tres mil quinientas especies de plantas, en su mayoría hierbas geófilas (provistas de bulbo), muchas de ellas de gran importancia en horticultura y jardinería.


El ajo pertenece al mismo género que la cebolla, el cebollín, el porrón y las chalotas. Es usado desde hace tanto tiempo, que se hace difícil rastrear su país de origen. Algunos autores consideran que sería nativo de Siberia, desde donde se habría difundido hacia el sur de Europa. Ha sido profusamente cultivado en todos los países de la cuenca del Mediterráneo y, de allí, traído a América.


Es una planta anual, provista de bulbo compuesto, consistente en numerosas bulbillos (los dientes), encerrados entre escamas membranosas que los mantienen juntos como un saco. Las raíces se encuentran en la bases y pueden llegar a ochenta centímetros de profundidad. Las hojas son largas, angostas, planas en su parte cercana a la base, luego cilíndricas y de puntas agudas.


Las flores, pequeñas, de color morado o blanquecino, forman una inflorescencia globosa que se ubica al extremo de un tallo floral largo. La inflorescencia está rodeada de una hoja membranosa y en la base de las flores se forman pequeños bulbillos, diferentes a los subterráneos.


En Chile, donde las condiciones para su propagación son especialmente buenas, se exporta en grandes cantidades al resto del mundo, donde es utilizado, principalmente, como aliño para las comidas. El ajo se cultiva prácticamente en todo el país y resiste muy bien los climas fríos y las heladas; tiene un requerimiento alto de humedad, especialmente cuando se están formando las hojas. Son proverbiales los ajos de Chiloé por su enorme tamaño.


Se propaga plantando los “dientes” o los bulbillos de la inflorescencia, en el otoño, para ser cosechados entre noviembre y enero.



¿SABÍAS QUE...?

El ajo gozó de mucho prestigio como recurso medicinal en la tradición española, y entre los pueblos de Oriente y Egipto. Dioscórides el famoso médico griego, escribía:

“Tiene todo ajo virtud aguda, caliente y mordicativa: expede todas las ventosidades, perturba el vientre, enjuga el estómago, engendra sed, digiere los vapores ventosos, descuella el cuero y, comido, debilita la vista. Además de esto, es útil a las mordeduras de víboras, y de cualesquiera otras serpientes, bebiéndose vino tras él o dándose desecho con vino. Aplicase contra los mismos daños, y puesto en forma de emplasto, socorre a los mordidos de perros rabiosos, a los cuales, comido, es útil. Hace que las mudanzas de aguas no ofendan, y clarifica la voz, comido crudo y cocido ablanda la tose antigua, y bebido con cocimiento de orégano, mata las liendres y

los piojos. Quemado y mezclado con miel, sana los acardenalados ojos, y reconstituye los cabellos que hizo caer la tiña si se aplica con aceita nardino. Cura las vejigas y postillas que salen por todo el cuerpo, aplicado con sal y aceite. Extermina los alborozos (léase, aebarazos), los empeines, las pecas, las llagas manatías de la cabeza, la caspa y la sarna, mezclado con miel. El cocimiento de ajo, cocido con tea y encienso, relaja el dolor de dientes si se enjuagan con él. Aplícase, majado con hojas de higuera y cominos, contra las mordeduras que hizo el musgaño. El conocimiento de sus hojas provoca el menstruo y las pares si se sientan sobre él. Sirve también a este efecto el perfume

del ajo. La pasta que se hace del ajo y de las aceitunas negras, llamada mittoton, si se come, provoca la orina, desopila los poros y es útil contra la hidropesía”




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